Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes

Ámbito internacional:
–     Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos ( PIDCP ), artículo 24.
–     Declaración Americana de Derechos Humanos ( DADH ), artículo vii .
–     Convención Americana de Derechos Humanos ( CADH ), artículo 19.

Ámbito nacional:
–     Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos (Constitución o CPEUM ), en su artículo 4.
–     Ley General de los Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes

Estos derechos se refieren a la protección que las niñas, niños y adolescentes deben de conseguir por parte de la sociedad, y que debe ser materializada por el Estado. Desde la igualdad y no discriminación, hasta la protección dentro de un entorno sano que en todo momento respete el “interés superior de la niñez”, que garantice todos sus derechos. Se refiere, sobre todo, a la protección que dicha población debe de tener proveída por el Estado.

Uno de los testimonios de Nochixtlán dice:

“Y a mí también se me vino por sacarlos rápido. Fue la razón que no hubo ni niños muertos, pero sí intoxicados por los gases. Sí hubo muchos niños que duraron tres días en recuperarse, con vómito. Siento yo que si nos hubiéramos quedado más tiempo y hubiéramos esperado a que llegara el helicóptero para recibir más gases, probablemente sí hubiera habido muertos.”

Una de las zonas más afectadas por los hechos del 19 de junio fue la Colonia 20 de Noviembre, a aproximadamente 300 metros del bloqueo, “sobre la lomita, la carretera que baja por Etlatongo”. Las y los pobladores fueron alertados del operativo por el ruido de cohetes y por el humo de los gases lacrimógenos. Tuvieron que salir de sus casas y, mientras algunos eligieron permanecer en la colonia para evitar que entrase la policía, otros optaron por retirarse.

“Aproximadamente fue entre 7 y 8 de la mañana… Y luego, luego, cuando empecé a percibir el humo, luego me empezaron a arder y lastimar la garganta y los ojos, o sea empecé a sentir feo… Y entonces yo sentía que ya no podía avanzar más para arriba, porque ya nos estaban atacando que querían entrar. Los compañeros que estaban ahí y padres de familia que también se preocuparon por sus hijos se fueron ora sí que a proteger, a hacer guardia ahí para que no avanzara. Y venía una señora embarazada, que también le agarró en el puente, ah bueno, ella ya venía, y logró entrar todavía, sin que le pegaran.”

Entre las personas que tuvieron que abandonar la colonia, además de la mujer embarazada que se menciona en el testimonio anterior, hubo un porcentaje muy importante de niños y niñas, que sufrieron importantes afectaciones debido a los gases lacrimógenos.

 “Entonces yo corrí y saqué a mi niña, a mi niño. Pero ese gas sí, ya les estaba afectando, ya se estaban ahogando. Entonces yo los agarré, y le dije a la emba razada, ‘sígame’. .. Y agarré y empecé a gritar a los niños que salgan. Los niños, también el mismo humo que se estaba desprendiendo aquí en las calles, fue el mismo humo que empezó a sacar a los niños a las calles… Los niños empezaron a salir, a correr hacia abajo, hacia las calles. Empecé a gritar, ‘vénganse, vámonos, síganme’ y fue que llegamos hasta ese terreno de hasta allá, donde está ese árbol, y les dije que se acostaran en la tierra, que trataran de respirar. Yo logré agarrar todavía una cubetita de agua. Decía, aunque sea con agua les voy a ayudar.”

El ataque de la policía obligó a estos niños y niñas a ser desplazados al municipio vecino de San Andrés Sinaxtla, por su propia seguridad y para que pudieran recibir atención médica. Allí fueron atendidos en el hospital, donde también llegaron profesionales que ofrecieron apoyo psicológico a las y los menores, puesto que la mayoría presentaba impactos psicológicos y emocionales severos, además de las secuelas físicas.

“Habían niños que soñaban que ya llegaban los federales, que los atacaban y cosas así, pero ahorita ya han venido trabajando mucho los psicólogos, los doctores, ya son diferentes dependencias, comunidades… en caso de mis niños tardaron tres días para recuperarse, y los otros niños también estuvieron en las mismas condiciones, con diarrea y vómito de tres a cuatro días. Estuvieron vomitando… y todavía mi niña unos dos días antes de regresarnos se recuperó, pero sí me preocupaba mucho, porque ella sí se quedaba como desmayada, y de repente vomitaba, comía y vomitaba. E igual, mi niño.”

Las niñas y niños permanecieron en el hospital de San Andrés Sinaxtla algunos días, al igual que otras personas desplazadas de la Colonia 20 de noviembre que también recibieron atención médica y psicológica. Aunque la mayoría de secuelas físicas ya desaparecieron, es importante resaltar que las secuelas emocionales y psicológicas persisten y la atención integral a la población infantil afectada por los hechos ocurridos en Nochixtlán el 19 de junio deberá ser prioritaria en cualquier política de reparación.

En Huitzo y Telixtlahuaca, la utilización de armas, helicópteros y de bombas lacrimógenas lanzadas desde los helicópteros, generó terror y miedo en las niñas y niños que estaban con sus padres y de quienes estaban en sus casas sin idea de lo que sucedía afuera. Los gases lacrimógenos cayeron en numerosos domicilios privados donde se encontraban niñas y niños, sufriendo también diversas afectaciones físicas como ardor y sofocación así como graves afectaciones psicológicas, como las que señala esta abuela:

“Desde este día mi nieto dibuja aviones tirando bombas y yo abajo con los pelos parados, él ya no quiere ni salir”.

Es por eso que se puede también afirmar que, aunados a las violaciones específicas de sus derechos humanos que sufrieron niñas, niños y adolescentes (como el derecho a la integridad personal o a la salud) también se violaron derechos específicos de la niñez por la incapacidad del Estado mexicano de prever las afectaciones a esta población infantil, causar daños físicos y psicológicos, además del desplazamiento que vivieron para ponerse en resguardo de la represión gubernamental.